De Vida Nueva a River Plate y del darsenero a ser el máximo goleador de las juveniles de Peñarol. Diego Forlán lo ascendió y Mario Saralegui lo hizo debutar en Primera División. Presente soñado y un futuro prometedor…

Agustín Álvarez Martínez es oriundo de San Bautista, Canelones, y tiene apenas 20 años. Con muy poco tiempo en cancha se transformó en uno de los mejores futbolistas del fútbol uruguayo y la joya del Carbonero, hoy con una cláusula de salida de 20 millones de dólares. Sus números en cancha respaldan la solicitud económica de la institución; 44 partidos oficiales, 22 goles; 8 en Copa Sudamericana y los restantes 14 en el plano local. Vive y disfruta el sueño de aquel niño enamorado de la pelota…
«La escuela, los picaditos con amigos y los primeros entrenamientos. El pueblo es chico y nos conocíamos todos, no había peligro ninguno en la calle. Nos juntábamos con muchos amigos de distintas edades a jugar al fútbol en la plaza. Eso es lo que más recuerdo y lo que más disfrutaba»… Comenzó contando. Siempre con el gol como una forma de vivir. En el baby marcó más de 60 goles en un solo campeonato...»Yo empecé a jugar muy temprano en Vida Nueva, tenía tres o cuatro años. En esa temporada fui el goleador general contando todas las categorías de todos los clubes».

Este deporte siempre estuvo en su sangre, en su día a día, en su familia... «Futboleros desde toda la vida y les gustaba que yo juegue, por eso inicié desde muy chico. No solo mis padres, también mis abuelos y mis tíos. Hoy en día aún más porque yo estoy jugando». De mirar los partidos de Peñarol por televisión a la canchita del barrio con amigos para intentar ser su ídolo… «De muy chico todavía no tenía ese sueño de ser como alguien, pero a medida que fui creciendo e iba mirando al aurinegro soñaba con ser el «Tony» Pacheco. He recibido algunos saludos de su parte, me llena de orgullo y me pone muy contento»… El presente no cambia la relación con sus viejos vecinos…
«Siempre conté con mucho apoyo, me conocen de toda la vida y me tratan de la misma forma»… Otros sí, fascinados de tenerlo, buscan estar cerca de su ídolo... «Los niños le escriben a mis padres para arrimarse a sacarse fotos o para que les firme sus camisetas. Ser el ejemplo de los niños del pueblo que luchan por su sueño de jugar al fútbol es algo muy lindo, entonces trato de darles algún consejo para que no pierdan esa esperanza e ilusión». Su rutina diaria no le permite visitar a su San Bautista como quisiera, pero disfruta mucho de estar ahí:
«Trato de juntarme con mis amigos y recordar momentos. Me gusta estar con la gente que me apoyó cuando yo todavía no había debutado en primera, que por suerte son muchos»… Agustín, el «Canario, apodo que surgió en su primer club de Montevideo «Mis compañeros de River Plate AUFI, al ver que hablaba de otra forma, con un acento más de afuera, me apodaron «Canario». Lo tengo ya hace un tiempo y me gusta»… Allí surgió su amistad con Facundo Pellistri:

«Yo llegué unos años antes y entablamos una linda relación. Nos entendíamos muy bien en cancha. Nuestros padres también formaron una linda amistad y muchas veces, cuando no podía viajar, me ofrecían quedarme en su casa. Por suerte hicimos un lindo trayecto juntos hasta jugar en la primera dePeñarol». Con solo 16 años, la vida le puso por delante la difícil y linda misión de ser papá. «La llegada de Julia me hizo madurar muy rápido y tener una responsabilidad muy importante; que ella esté feliz y no le falte nada. Me pone muy contento verla bien. Todo lo que hago es por ella y es mi fuerza cuando las cosas no salen». Dijo con mucho orgullo.
Aquel 13 de setiembre de 2020 quedó marcado en su vida; Ante Montevideo City Torque, Mario Saralegui le cumplió el sueño del pibe... «Iba al estadio y me imaginaba algún día estar ahí. Hoy, por suerte, puedo decir que cumplí mi sueño de jugar en Peñarol, hacer goles y muchos en el Campeón del Siglo»… Aunque en éste tema de logros, aseguró que le falta uno por vivir… «Jugar en el Campeón del Siglo con gente. Ojalá esto se solucione pronto y pueda disfrutarlo. Sé lo que significa para el jugador del club jugar a estadio lleno, el aliento que se recibe, son un jugador más. «.
Ya son 44 cotejos oficiales de Álvarez Martínez... «El partido que más recuerdo es el clásico del Intermedio que le ganamos a Nacional 3 a 2 en el Campeón del Siglo. No solo por ser un clásico, sino por el triunfo en nuestra casa que nunca se había logrado. Fue marcar algo muy importante en la historia». No le ha podido convertir al Tricolor e intentará romper la racha en julio; Tendrá dos duelos por Copa Sudamericana y otro por el Apertura Uruguayo. «Primero sueño con ganarlos y luego con convertir goles. Ya me ha tocado en formativas, pero acá es diferente. Lo sueño un montón».

Su gran presente lo pone muy cerca del radar la selección, aunque no se desespera, más allá de generarse la lógica ilusión… «El tema lo manejo muy tranquilo. Si llega, llegará en el mejor momento y en el que crean que esté preparado. Además de jugar en Peñarol, a cualquier jugador lo que más le gustaría es vestir la camiseta de la selección. Espero poder concretarlo, estar preparado y disfrutar más que nada». También a futuro, el viejo continente… «Estoy en el equipo que siempre quise estar, pero obviamente, al ser joven, tengo esa expectativa de jugar en Europa. No tengo un equipo en especial porque todos están muy buenos. Lo sueño y sería muy lindo vivirlo, pero es similar a la selección, todo a su tiempo».

Agustín Álvarez Martínez, el «Canario», el crack del pueblo. El orgullo de San Bautista.