Por Martín Abreu…
Desde su infancia hasta su presente, en su vida toda, el deporte ha sido siempre de gran importancia y protagonista de la misma. Desde el fútbol, pasando por el boxeo, el running y ahora el fisicoculturismo.
Alejandro Segade tiene 33 años, viene de una familia muy vinculada a las actividades deportivas. Sus primeras armas se dieron en el fútbol, como suele ocurrir con todo niño y adolescente de nuestro país «Comencé el baby en Barrio Sur, ya que vivía cerca de la cancha, y luego pasé al S.A.C.»... Ya en cancha de once influyó su tío abuelo, el «Buby» Lagreca «Me llevó a Sporting en sub 14, pero en sub 18 jugué en Liverpool. Era lateral derecho o volante. Jugaba cuando subían a primera al Guille Clavijo»… Recordó entre risas.
No solo la pelota se adueñaba de él en ese entonces «Tuve mis momentos de skate en el barrio con mis amigos y también de karate, con mi tío. El deporte que me gustaba lo practicaba»… A los 14 años comenzó su pasión con la pesa «Mi padre tenía gimnasio en Canelones y Santa Lucía. De chico siempre estuve entre ellas, pero ahí empecé a probar fuerzas. Enseguida agarré forma y me encantó».
Segade, se desempeña laboralmente en el frigorífico de Canelones y su trabajo se basa mucho en la fuerza. El desgaste diario no impidió ni le quitó las ganas de seguir en el gimnasio. A sus 22 años, compitió y ganó en categoría pres de banca «Fue en un selectivo para un Sudamericano, pero no estaba registrado como atleta de la federación y no pude participar de dicho torneo. Ahí me copé con la fuerza»... Su lugar de entrenamientos cerró, por un momento dejó y al tiempo volvió, aunque fulltime.
«Empecé en el Fitness y de forma paralela a boxeo con Darío Nasso en el Lymn. Ahí me copé con el boxeo, durante 8 años y hasta dejé la pesa a un lado»… De tanto entrenar tuvo que subir al ring. Su primera vez se dio nada más y nada menos que en la cárcel de Canelones, participando del programa KO A Las Dogas. Una experiencia para el recuerdo…
«Fuimos con Darío mano a mano. Habían presos de otras cárceles ( COMCAR y Las Flores) imagínate lo que era»… Luego de varias peleas, llegó su turno «Ya había observado la mala leche de la situación y empezaron a entrar los nervios. Para peor me habían dicho que mi rival siempre tenía trifulcas internas. Más nervioso todavía»… Además, el público y el aliento eran para el local.
«Todo el apoyo para él. Antes de finalizar el primer round, pude hacer entrar una y quedó todo en silencio. Ya para el segundo empecé con mayor comodidad. Pegué una muy buena y hubo K.O. Lo primero que atiné fue preguntarle si estaba bien. Yo hacía deporte y así se maneja. Por suerte gané, me fui re contento»… La experiencia y el resultado no fue el mismo en un entrenamiento al que fue invitado en Tala, aunque la anécdota sí fue tremenda:
«Yo fui con confianza, pensaba que era el uno. Comenzamos a entrenar y luego a guantear. Me sorprendió porque no sabía que íbamos a subir al ring. Me dieron unos guantes, que te detonan, y casco abierto. Primera mano, me amagó y me dio en el hígado. Terminé arrodillado. Volví y en un momento todo sangre en la nariz. No me había dado cuenta»... La temperatura comenzó a crecer, siempre dentro de los parámetros deportivos:
«Yo me había sacado ya. Ahí me ponen a otro pibe, que también era una máquina de entrar y salir. Lo frenaba con la distancia, porque era más bajo. Me aceité y volví con el otro. En ese último round nos dimos más parejo, pero me volvió a dar en el hígado»… Luego de finalizar la jornada, cuando va despedirse del profe termina sorprendido…
«Estuviste notable», me dijo. Ese muchacho es Octavio López, el segundo mejor de Uruguay, el uno del «Tiburón» Campos. Yo quedé entregado. El profe quería que siga yendo pero me quedaba muy lejos para viajar de Canelones a Tala»… Se mantuvo con Darío entrenando, pero en ese momento, Gonzalo, hermano de Darío y compañero de él, estudiaba en la ENADE.
Alejandro se enganchó con los cursos y obtuvo dos título. ´Instructor de fisicoculturismo y fitness de competición´ e ´Instructor de fuerza y potencia´… «Tengo la experiencia y la práctica. Lo que te ponga a hacer, yo lo hice ante «… Ahí surgió la posibilidad trabajar y fundar junto a Juanjo Esteve «Good Life», el gimnasio del cual hoy está a cargo. (Frente a la Plaza de Deportes de Canelones).
«En la última clase del curso de fisicoculturismo conocí a Cecilia Arambillete, campeona sudamericana en su categoría, que fue a darnos una charla. Hice una amistad con ella y me fue asesorando con el tema de la comida, porque entrenar yo sabía. Me tiró todos los piques principales»... De esta manera, a fines de 2018, comenzó una gran aventura rumbo a noviembre 2019.
Por el otro lado, Segade le dedicaba tiempo al atletismo y las maratones. «Participé en cuatro maratones (42 km), dos que se realizaron en Montevideo y dos en Punta del Este. También corrí en muchas de 21 Km» Supo ser profeta en su tierra al obtener la 21 K´narios en 10 km en 2018.
Luego sí, el Torneo Nacional de fisicoculturismo a la vista, con una preparación dura y exigente «Yo comía sano pero estaba re pasado en calorías. Cecilia me apretó la dieta»… Los días cambiaron a partir de ahí. «En los primeros meses el desayuno era un omelette (4 claras y una yema), salvado de avena, miel y un café. A media mañana repetía. Siempre lo acompañaba con una fruta».
Cada comida con su justa medida «En el almuerzo eran 150 gramos de arroz cocido, con acelga o espinaca y un churrasco de 150 gramos (Pollo, pescado o carne magra). La cena 150 gramos de churrasco y ensalada verde»… En la tarde repetía lo de la mañana «Si no sos creativo, las comidas son repetitivas». En las bebidas también sintió el cambio «Agua o jugos naturales. Nada de alcohol, refrescos y demás»… Así estuvo durante cuatro meses. Fue un adaptar del cuerpo.
A eso se le suman los necesitados y habituales ejercicios «Después de cada entrenamiento de pesas (Una hora y media), hacía caminatas rápidas durante media hora, cuatro veces por semana»… Con el pasaje del tiempo, la dieta se fue apretando y se le sumaron las cardio en ayuna, en dos ocasiones por semana.
«Yo en el frigorífico entraba a las 6:00 de la mañana. Por lo tanto, a las 4:20 salía a cumplir con la media hora de caminata y luego me iba a trabajar. Después de cargar el primer camión, desayunaba. Cargábamos 5 o 6 contenedores por día. En la tarde al gimnasio»… La importancia de su entrega, reflejo de sus metas. No era nada fácil. El objetivo continuaba en mente…
«Los entrenamientos se van modificando. Un mes antes de la competencia se sacó el huevo de la dieta y empecé a desayunar churrasco con verduras salteadas (120 g y 50 g) y un café. Al mediodía arroz con churrasco, de tarde y noche lechuga con churrasco»… Siempre con la fruta de por medio. A veces no cumplía al 100 por 100 las reglas, necesitaba algo más…
«Agarraba un helado y sabes lo que… o un alfajor. Lo precisaba»… Contaba entre risas. Ya en las últimas tres semanas le quitó la sal a las comidas, cero alimentos con sal, era todo bien magro «Me moría cuando me comían una pizza al lado»… Al agua se le sumaron diuréticos naturales. La semana previa «Fue la mejor y la peor», contó Alejandro.
Si lo anterior era llamativo, en esos días aún más «Todas las comidas se mantenían pero iba disminuyendo y mucho. Llegué a comer 70 gramos. A eso sumarle muchos ejercicios»… Hasta la hidratación bajó en las últimas horas «El martes tomé 2 litros de agua, el miércoles 1,5 lt, jueves 1 lt y viernes 0,5 lt. Allí la medida de la comida fue aumentando; Es una descarga de carbohidratos».
El viernes de noche fue muy similar a la última cena, porque la cantidad aumentó considerablemente «Un churrasco gigante y una montaña de fideos, todo sin sal. Una felicidad tenía…» Siempre manteniendo las normas «El cuerpo absorbe todo; te levantas el sábado, haces un poco de fuerza y quedas todo congestionado. Esa es la carga a mantener. El día de la competencia mucha galleta de arroz».
Paula, su pareja y futura mamá de su hijo/a, que también es deportista, el día de la competencia no pudo asistir por temas laborales. Elisa, la hermana de Alejandro, fue su acompañante, salvación, asistente y mucho más ese sábado. «Todos caían con la indumentaria de sus gimnasios, el fisicoculturista tiene su perfil. Yo primera vez, tranqui. Me había pintado el viernes de noche, me acosté casi vestido y antes de salir me volvió a pintar Elisa» Los últimos detalles previo a su primera competencia, participando en categoría hasta 85 kilos.
Luego del calentamiento, al escenario «En la mañana es un selectivo para la final de la tarde. Ahí tenes que hacer distintas poses, que el jurado te va solicitando»… Desde las 11:00 a las 18:00 esperó en Montevideo; frutas, chocolate y el querido churrasco, más una siesta con las piernas hacia arriba para no retener liquido. Se había llenado el club Goes para la definición en todas las categorías.
Su madre, su padre, que vino desde Argentina, su hermana y la familia de su pareja presentes «En la final se debía cumplir con una rutina de un minuto con poses libres, donde mostré mis mejores perfiles». En su primera competencia, Alejandro fue vicecampeón nacional «En definición saqué ventaja, el que me ganó pesaba más que yo, es un deporte visual. Pero no es excusa, yo salí loco de la vida por el logro».
La emergencia sanitaria también tomó protagonismo en el fisicoculturismo. En agosto se realizará un selectivo por zoom para el Sudamericano, pero no es de su agrado. Segade, además de autoprepararse tiene su primer «alumno»; Gerónimo Vicciconde comenzó en esta nueva modalidad y sueña con competir. En el Torneo Apertura de marzo en 2021 está la mira ahora.
Un deporte de mucho sacrificio y responsabilidad. Existen categoría hasta los 60 años, aunque aclaró «Obviamente que después de los 45 años es mucho más difícil ganar masa muscular». Para los interesados, recomendó «Es un deporte para alguien con enfoque y constancia. A mi me gusta lo difícil». Segade dejó en claro su primera meta en grande dentro de este deporte «Mi sueño es ir a un Sudamericano con Gerónimo».
Por último, el deportista canario se tomó un tiempo para agradecer a quienes lo han acompañado en este camino «A Paula principalmente, porque no fue fácil bancarme en esa etapa. A mi hermana, mis viejos, la familia de mi novia, a Cecilia Arambillete, por brindarme su base profesional, a mis amigos, a mis compañeros de trabajo y a los muchachos del gimnasio que me dieron para adelante» Cuerpo y alma al deporte, nunca mejor dicho.