Pese a al momento, somos más hinchas que nunca
Libertad para mi es uno de los amores más grandes de mi vida, me críe a la vuelta de la cancha en la casa de mis abuelos paternos. Siempre fui un fanático del fútbol pese a no poder jugarlo por razones físicas. Desde la casa de mi abuela Rosa se escuchaban siempre los silbatazos del árbitro, ahí mis ojitos se iluminaban y empezaba el dilema para mi viejo cuando aquel niño loco por la pelotita con tan solo 5 años le decía: “Papá, llévame a ver como juegan” por un lapso de unos 10 minutos sin parar y encaprichado. Legaba un momento que a Eduardo, mi padre, no le quedaba otra que ceder.
Él siempre decía: “yo te llevo, pero no grites nada” y nos íbamos al Parque Batlle y Ordoñez. Fue pasando el tiempo y aquel niño iba creciendo, a mis 12 años llegó la silla de ruedas a batería y se volvió una religión ir a todos los partidos cuando el rojo era local, tanto así, que llegué a ir a la cancha operado de un dedo.
Hoy el club no pasa por su mejor momento deportivo por el cual decidí dejar de lado mi carrera periodística para vivir como un hincha más, además de trabajar en la parte de prensa y dar una mano en lo que sea posible. Mucho se ha dicho del tema del descenso, pero sinceramente el hincha no piensa en eso y los jugadores menos.
Da gusto ver como entrenan, dejan la vida en cada entrenamiento al igual que en los partidos. El pasado domingo se encontró una buena victoria en el Complejo deportivo Juanicó y van tres al hilo después de lo que fueron varias semanas difíciles. Era duro ver como se luchaba, se trababa y dejaban la vida en la cancha para que al pitar el juez el resultado sea negativo. Siempre le tuve fe a este plantel que hace que por 90 minutos sea feliz viéndolos jugar, no nos den por muertos, esto es Libertad